Inicié este camino sin imaginar dónde me llevaría. Fue un amor de esos que nacen con el tiempo, los días, las risas y los momentos de diversión. 

Comenzando mi experiencia en Madrid, descubrí el tipo de cocina donde se manipula la mejor materia prima y de ella se usa la mejor parte en una presentación donde se transforma en algo increíble, llegar a bocados perfectos, redondos, de los que comerías toda tu vida…

Luego al volver y trabajar con Ricard aprendí a tratar una alcachofa como si fuese un solomillo, lo que viene a ser respetar el producto independientemente de su precio y sabiendo entender su verdadero valor.

Me considero un cocinero muy valenciano pero con muchos toques de fuera, sobretodo adriáticos y latinos.

Cocinar es un estado donde puedo ver las horas volar, donde río con los brazos abiertos y puedo sentirme libre.

Es un momento de diversión donde el trabajo y la adrenalina te empujan a superar cansancio y el típico estrés y frenesí de un servicio. El control en medio del  Caos, la creatividad entre sabores y olores. El gusto y la pasión se funden ahí donde las salsas bailan con ingredientes que ensimismados pueden transportarte a disfrutar el sublime efecto de un plato auténtico.